viernes, 24 de enero de 2014

SÉ VERLA AL REVÉS

Vuelvan a leer el titular de la columna, pero ahora  háganlo en sentido contrario, de derecha a izquierda, tal y como leen los árabes. La frase dice lo mismo. Es lo que se conoce como palíndromo, una palabra o frase que se lee igual de izquierda a derecha, que de derecha a izquierda.  Recordé la existencia de este baile de letras a través del ligue de una amiga que practicaba el palindromismo con regularidad. Me contó que entre él y sus amigos competían por hacer el palíndromo más largo, el más gracioso o el más complicado. Incluso abrieron un grupo en Facebook donde dejaban testimonio escrito de sus hallazgos capicúas. No importaba la hora que fuese ni cuantas cervezas se hubiese tomado, su habilidad era tal que te formaba un palíndromo personalizado como el que te recita la tabla de multiplicar. Me fascinó ese juego por hallar una frase reversible



Existen palíndromos para todos los gustos. Los hay dedicados a nuestros políticos como “Son robos, no solo son sobornos”; otros dedicados a ensalzar las cañas afterwork, “Arriba la birra”; algunos son ecologistas como “La ruta nos aportó otro paso natural” y hasta futboleros “Logré ver gol”.  Hace poco me lo volví a encontrar y cómo quien pregunta por la salud de algún familiar cercano, le pregunté por sus palíndromos. Me dijo que lo había dejado, que le habían llegado a obsesionar tanto que se dormía dándole la vuelta a las palabras y se levantaba retorciendo el orden alfabético. Empezó a escuchar los diálogos al revés.  Se dedicaba a buscar el palíndromo perfecto. Intoxicado por el léxico, dominado por la disposición de las letras, tuvo que desengancharse de una afición que le hacía confundir amor con Roma y zorra con arroz. Toda adicción, incluso la más inocua, puede terminar pasando factura. 


Publicado en Las Provincias el 24/01/2014


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