Observo a través de Facebook como
algunos de mis amigos varones se congratulan de que este verano, por fin, van a
estar de moda. Si hacemos caso a las revistas de tendencias, esos templos de
sabiduría y rigor, lo que se lleva son los fofisanos.
El término hace referencia a los hombres que, aunque de vez en cuando hacen
algo de deporte, no se privan de la
buena vida y lucen sin demasiado complejo barriga cervecera. Al parecer el
paradigma del fofisano es Leonardo
DiCaprio que ha sido pillado en unas fotos gastando cuerpo con sobredosis de
donuts. La expresión fue acuñada por una estudiante americana hace un par de
meses y amplificada por los medios de comunicación, siempre ávidos de nuevo
material que explotar. Ella hablaba de “dad bod”, cuya traducción literal sería
“cuerpo de padre”, pero alguna de esas mentes ocurrentes que gustan de maltratar
el idioma lo tradujo con este horrible palabro.
Otra tendencia al alza, inventar
palabras compuestas. Como amigovio o papichulo, ambas aceptadas ya por la RAE. Follamigo o veroño aún no forman parte de nuestro diccionario, pero tiempo al
tiempo. Ya que este verano, los señores van a poder lucir lorzas con orgullo mientras
nosotras seguimos luchando contra los elementos y la báscula, déjenme decirles
dos cosas. Una. Dudo que las top models que acompañan habitualmente a Leo, el
ídolo de los fofisanos, se hayan
fijado en él por esa curva de la felicidad y no hayan tenido en cuenta su fama
y su cuenta corriente. Dos. Nos gustáis así, con vuestros excesos y vuestros
defectos, no porque sea una moda, sino porque preferimos que estéis con
nosotras a que os paséis las tardes entrenando para la próxima carrera y porque
elegimos poder compartir un plato de bravas antes que presumir de tableta de
chocolate.
Publicado en Las Provincias el 29/05/2015