viernes, 30 de diciembre de 2011

REGALE LIBROS

Si a estas alturas de la farsa navideña, todavía le queda algún descolgado entre amigos o familiares al que todavía no sabe qué regalar, no siga estrujándose los sesos y regale libros. Los hay de todos los precios, tamaños, colores e ideologías. Pesados como bloques de hormigón o ligeros como delicadas plumas, de bolsillo o de coleccionista, útiles y absurdos, serios e irónicos, picantes, sesudos, feroces, macabros, frenéticos, intensos, palpitantes, metafísicos… Y ahora también virtuales. Ni siquiera tendrá que salir de casa para comprarlos. Algunos pueden cambiar su existencia. Otros pasan sin pena ni gloria, pero sea como sea, regalar libros es obsequiar a la otra persona con experiencias desconocidas y excitantes que le transportarán hacia paraísos oníricos de otras épocas, lugares y vidas.

Regale aventuras al soso de su cuñado; regálele a su sobrina quinceañera, la que no sabe freírse un huevo, un libro de recetas para torpes; a su suegra, un buen tocho de novela histórica con el que mantenerla ocupada unas cuantas semanas; al moderno de la pandilla, sorpréndale con ese libro de fotografía del grafitero alemán del que no para de hablar; a su compañero de trabajo, ese que se no puede vivir sin su iPad, regálele la biografía del gurú de la manzanita, mejor  en versión e-book; inicie en el estimulante mundo del cómic a sus amigas, aunque nunca pasasen de Tintín; regálele poesía a su prima, la que se acaba de enamorar y permítale seguir soñando; obsequie con literatura erótica al hombre que ama y vuelva a recuperar el fuego de noches pasadas. Hay un libro esperando para cada persona. Regale libros porque al hacerlo estará abriendo una ventana al infinito.


Publicado en Las Provincias el 30/12/2011

viernes, 23 de diciembre de 2011

SOBRAN LAS PALABRAS

Sentada en la butaca, mientras asomaban los primeros títulos de crédito y las luces se desperezaban, no pude reprimir el impulso y me puse a aplaudir entusiasmada ante esa joya que acababa de contemplar. Como yo, muchos otros espectadores que el pasado domingo abarrotaban la sala, hicieron lo propio embargados por la emoción de haber visto algo grande. Y confieso que, a pesar de los elogios unánimes de la crítica internacional, acudí al cine con la desconfianza natural que produce meterte a ver una película muda y en blanco y negro. Pero la excepcional “The Artist”, lejos de decepcionar o aburrir, te atrapa desde el primer instante y te devuelve esa deliciosa sensación, tan escasa hoy en día desgraciadamente, que tiene la magia del cine con mayúsculas y que solo muy pocas películas son capaces de lograr. 



Reconforta además, asistir al hecho de que todavía exista gente que ve más allá de las normas,  de lo establecido, de lo comercial, y decide perseguir una idea calificada de “locura” según las palabras de los números productores que rechazaron el proyecto durante años. El loco se llama Michel Hazanavicius y su sueño le ha durado diez años. Por cierto que esos ejecutivos de la industria del celuloide deben estar maldiciendo porque el filme es carne de óscar por todos lados. En esta época de superproducciones, efectos especiales, explosiones y chorradas a tutiplén, eso sí, en 3 dimensiones, que alguien haya apostado por llevar a cabo esta maravilla me vuelve a reconciliar con el arte y el ser humano. Aprovechen estos días, y entre comilona y comilona, den esquinazo a la familia un par de horas y vayan a paladear este caramelito. Saldrán del cine mudos.  

Publicado en Las Provincias el 23/12/2011

viernes, 16 de diciembre de 2011

COMPETIR CONTRA INIESTA

Hay cosas que por mucho que nos empeñemos las mujeres, nunca conseguiremos cambiar de los hombres. Jamás.  De todas ellas, la reina, la número uno, la que por mucho que lo intentemos, fracasaremos una y otra vez, es pretender que un hombre deje de ver un partido de fútbol importante, de esos que ellos denominan “clásico”,  y lo cambien por cualquier otro plan con nosotras, por muy atractivo que este sea.

Me cuenta mi amiga Clara que después de estar dos meses quedando con su nuevo ligue y sin haber pasado todavía una noche juntos, por fin habían planeado irse el fin de semana  a una casa perdida en las montañas. El plan pintaba de maravilla. Andarían por el campo, visitarían los pueblos de alrededor, cenarían en uno de los mejores restaurantes de la zona  y acabarían enlazados cual San Jacobos frente a la chimenea. Ella se preparó a conciencia comprándose el modelito perfecto y haciendo la obligada visita a la esteticista. Un par de días antes, el susodicho empezó a ponerle excusas diciéndo que no tenía claro si finalmente podría irse con ella. Ante las dudas,  Clara, mosqueada, le preguntó a bocajarro si había otra mujer. Ante el miedo de que ese fin de semana se pospusiese para siempre, él tuvo que confesar la verdad, que no, que lo que ocurría es que jugaba el Madrid-Barça y que no podía perdérselo.  Por mucho que nos pese, ante un gol de Iniesta o el picardías más sexi de Victoria’s Secret, ellos lo tienen claro. Contra el de Albacete no se puede competir.  Terminaron pasando el fin de semana juntos y mi amiga vio el partido junto a su chico mientras tomaban un buen vino y un excelente queso. El fuego de la chimenea y la victoria del Barça hicieron el resto.



Puiblicado en Las Provincias el 16/12/2011

martes, 13 de diciembre de 2011

LA TIENDA DE LA ESQUINA

 
Siento cierta aversión hacia grandes superficies y centros comerciales, especialmente en estas épocas prenavideñas. Aun así, hay veces que por comodidad, me rindo y termino en uno de estos monstruosos búnkers del consumismo salvaje. Esta semana necesitaba agenciarme unos cuantos artilugios para casa, por lo que estuve haciéndome a la idea de coger el coche, desplazarme fuera de Valencia y adentrarme en ese gran templo del bricolaje en el que uno puede conseguir todo lo necesario para construir un hogar. La pereza pudo más y terminé bajando a la ferretería que hay bajo de mi casa donde no solo encontré todo lo que necesitaba, sino que además me atendieron muy amablemente, evité soportar colas infernales y hasta me dieron consejos para montar mi nueva barra de la ducha. 
 
Decidí entonces, que a partir de ahora, intentaré comprarme la ropa de correr en la tienda de deportes de la esquina y en lugar de cargar libros y discos en esa estupenda multinacional francesa, iré a una pequeña librería cercana donde ya conocen mis gustos. A estas alturas, no voy a intentar convencerles de luchar contra el espíritu consumista que nos invade a todos durante estas fechas, pero al menos, si estas navidades van a comprar regalos, háganlo en la floristería Paquita, la papelería de Pepe, la perfumería de algún conocido o en la tienda de regalos de toda la vida. El señor Amancio Ortega y compañía ya están suficientemente forrados. Y además, al mismo tiempo que gastan dinero en cosas que no necesitan, estarán ayudando a salir de la crisis a un país en el que el 90% de las empresas españolas son pequeñas y medianas empresas. Seamos solidarios, recuperemos las tiendas de barrio.
 
Publicado en Las Provincias el 09/12/2011

domingo, 4 de diciembre de 2011

LÁPIZ Y TINTA

Hace unos días, mientras un amigo me enseñaba los dibujos con que cada noche llena su cuaderno, reviví una sensación maravillosa que había permanecido escondida en un lejano rincón de donde quiera que se almacenen los recuerdos de la infancia. Le preguntaba qué tipo de rotuladores utilizaba para realizar sus dibujos. Hablamos de lo estupendo que es encontrar un bolígrafo con el que te sientas cómodo, ya sea para escribir o dibujar. Dar con uno de ellos es convertirlo en la prolongación perfecta de tus dedos y de tu inspiración. No hace falta gastarse una pasta en el boli, de hecho, a veces sucede que aquello con que plasmas y anotas tus pensamientos es un bolígrafo vulgar, uno de esos que te regalan en la tienda de la esquina, uno más. Y sin embargo cuando la punta roza el papel, se produce un efecto, que para los que nos gusta escribir, es mágico.

Mientras disertábamos sobre tan apasionante tema, rememoré la magnífica sensación que me produjo cuando era niña el pasar de escribir de lápiz a bolígrafo. No recuerdo a qué edad se produce ese salto, pero sí que fui una de las primeras de la clase en ser merecedora de ese instrumento y lo que ello representaba. Que te dieran el boli significaba dejar atrás una etapa de tu vida y adentrarte en una nueva en la que ya no requerías de esa goma que borraba tus frecuentes errores. Era una enorme responsabilidad. Dentro de unos años, las pantallas táctiles habrán desbancado definitivamente la tinta y el papel y los niños no conocerán esa hermosa sensación. Tampoco sabrán nunca lo que es borrar una pizarra ni podrán reírse del profesor que absorto en la lección se mancha la chaqueta de tiza. Pobrecitos.

 Publicado en Las Provincias el 2/12/11

lunes, 28 de noviembre de 2011

EL NOVIO ES UN COMPLEMENTO MÁS

Desde hoy se celebra en Valencia la feria Fiesta y Boda, una cita a la que tuve la oportunidad de acudir cuando trabajaba en televisión hace años. Una de las mejores cosas de trabajar como periodista era que asistías a encuentros, jornadas y eventos a los que jamás hubieras ido aunque hubieses vivido diez vidas distintas. Y dada mi alergia a todo lo que huela a tarta nupcial, arras y promesas eternas, estoy segura de que nunca me hubiera asomado a ese escaparate del amor. Entre divertida y perpleja, asisto a la polémica que el certamen de este año arrastra después de que varias asociaciones y entidades hayan pedido que se elimine el eslogan de la feria, que bajo la foto de la siempre estupenda Carmen Lomana reza 'El novio es un complemento más'. 
 
 
 
Tengo la curiosa manía de considerar que las personas son inteligentes, tienen criterio y saben perfectamente diferenciar cuando se habla en serio y cuando no. Sino todas, al menos muchas. Considero que el lema de la feria tiene gancho, llama la atención y además incide en el objetivo del certamen. Es lo que persigue la publicidad. Porque en la mayoría de bodas, lo importante no es el novio ni la novia, lo que importa es el sarao en sí, llevar el vestido más espectacular, llegar en el coche más flamante, sorprender a los invitados con un coro que has traído de Moscú. Y los novios, al final solo son el accesorio que lo hace posible. Sinceramente, dudo que algún hombre pueda sentirse ofendido ante tal declaración. Si después de varios siglos de opresión, machismo y desigualdad contra las mujeres, no se puede hacer una pequeña broma y reírse un poco del sexo opuesto, es que algo no funciona bien. 
 
Publicado en Las Provincias el 25/11/11

LA DICTADURA DE LAS TELECOMUNICACIONES

Sospecho que soy la española que ostenta el record mundial de haber cambiado más veces de compañía de teléfono en un solo año. Desde el pasado mes de noviembre, he tenido que lidiar con cinco empresas distintas como proveedoras de los servicios de móvil e Internet. Con todas ellas me he peleado. No me considero una consumidora exigente y en la mayoría de casos en los que he visto mis derechos vulnerados, he preferido dejar pasar mi enfado y no reclamar lo que me debían. Y sin embargo, esta dictadura de las operadoras de la que es imposible escapar, está consiguiendo acabar con mi paciencia. Albergo un odio creciente hacia cada una de esas empresas que me hacen perder mi valioso tiempo intentando solucionar los problemas que ellas me crean y obligándome a cabrearme con un señor que esté en la otra punta del mundo y al que intuyo le pagan una quinta parte del salario mínimo interprofesional. 
 
Nos venden la moto con sus spots de jóvenes sonrientes y abuelitos que gracias a su lucrativo servicio pueden mantenerse en contacto con esos hijos que nunca van a visitarlos. Nos prometen flexibilidad, libertad y felicidad al brindarnos las conexiones físicas que consigan esa comunicación de la que nos hemos hechos esclavos por un módico precio. Y nosotros, anestesiados como estamos con nuestros iPhone y nuestras Blackberry, aceptamos sus pésimas prestaciones sin rechistar. Indefensa como me siento, me planteo seriamente si sería capaz de vivir sin teléfono móvil, siendo consciente 100% de que soy una víctima más de la tela de araña en la que nos han atrapado. ¿No sería bonito recuperar la paloma mensajera, el código morse o las señales de humo? Habrá que empezar a pensarlo.
 
 
Publicado en Las Provincias el 18/11/11
 

EL PADRE DE MIS HIJOS

Mi amiga Raquel, la única que faltaba de mi grupo de cinco amigas en tener descendencia, además de servidora, me acaba de anunciar que está embarazada. Después de los gritos de alegría, los abrazos y las preguntas pertinentes, es imposible que no planee sobre mí el eterno temor que cualquier treintañera soltera tendría en mi misma situación. «¿Y si no encuentro al príncipe azul? ¿Y si quiero ser madre algún día pero no llega esa persona con la que compartirlo?» le pregunto angustiada. Ella, muy práctica, me contesta «¿No tienes el típico amigo soltero con el que has pactado que si llegáis a una edad y seguís sin pareja, tendréis un niño juntos?». Su novio, a su lado, nos mira alucinado. «¿Pero eso lo habláis las chicas?» pregunta perplejo. «Claro que sí», responde mi amiga con naturalidad. 
 
 
 
Y es completamente cierto. La mayoría de las mujeres, en algún momento de nuestras vidas en las que atravesábamos el dulce pasadizo de la soltería, nos hemos planteado esta cuestión. Habitualmente siempre había un amigo en similares circunstancias que accedía a ofrecernos su parte del trato. Hoy en día, ese amigo de toda la vida que se mostraba solicito a la bizarra petición, se ha convertido en el amigo gay al que las cosas le suelen ir mal en el terreno sentimental pero que quiere ser padre por encima de todo. Sondeo a mis amigas sobre este asunto y todas me lo confirman. Yo misma me acuerdo de un par de amigos y algún ex con los que mantuve esta conversación. Sus novias probablemente me odiarían si lo supieran. Pero he de confesar que ahora las veo luchando cuerpo a cuerpo con sus bebés para que se coman la papilla y me siento aliviada de no ser yo la responsable. 
 
Publicado en Las Provincias el 11/11/11

EL SONIDO DEL SILENCIO

 
 
Aunque parezca imposible, en el litoral de la Comunidad Valenciana aún quedan paraísos. Pocos, escondidos y permanentemente amenazados por el urbanismo feroz, pero todavía existen algunos de esos rincones en los que poder disfrutar de playas semi salvajes o descubrir caminos entre pinares sin toparte con un edificio de apartamentos. En uno de esos reductos, perfecta ecuación entre mar, monte y sol, he escuchado estos días el sonido del silencio. Una sensación tan extraña que mientras era consciente de aquella ausencia total y absoluta de ruido, fui incapaz de conciliar el sueño. Un silencio tan brutal que me resultó inquietante.
 
A los que vivimos en la ciudad, nos es prácticamente imposible paladear por un instante tan siquiera un silencio parcial. El ruido del tráfico, la tele del vecino, el teléfono móvil, los gritos de los niños. Siempre hay algo que lo resquebraja. No importa que las ventanas de tu casa tengan triple aislamiento térmico elaborado con los materiales más sofisticados de la NASA, lo máximo a lo que uno puede llegar en la ciudad es a percatarse del silencio ruidoso que le envuelve. Escuchar el sonido del silencio durante este puente me ha parecido un lujo comparable a muy pocas cosas. Me pregunto si volveré a revivir esa sensación cuando empiecen a construir el campo de golf y las 2.000 viviendas que están previstas y que van a acabar rodeando mi particular edén. Seguramente no, y el único sonido del silencio que escucharé es el de la canción de Simon & Garfunkel. Por si acaso, los extranjeros que vivían allí todo el año han empezado a huir a otros países donde aún se respete la paz. 
 
Publicado el 4/11/2011 en Las Provincias

viernes, 11 de noviembre de 2011

DINERO SUCIO

El pasado domingo me disponía a ver un documental, y sin saberlo acabé viendo una película de terror, quizás una de las más inquietantes que he visto últimamente. Ciudad de Nueva York, año 2008. Una panda de villanos dirige el mundo, siniestros personajes de las altas esferas que tienen anestesiados a los ciudadanos con trucos, mentiras y falsas promesas. Los malhechores se las arreglan para destruir el futuro de millones de personas dando paso al caos y la ruina. Mientras, sus jefes, encargados de velar por los abusos de sus asalariados, miran hacia otro lado permitiendo los desmanes de los delincuentes.
Un argumento típicamente Hollywoodiense, solo que esta vez sin héroes ni final feliz. Es lo que ocurre cuando la realidad aplasta a la ficción. Porque lo que vi, por desgracia, no era una película de malhechores, se trataba de 'Inside Job', el documental ganador del óscar de este año. Durante dos horas desfilan por la pantalla una panda de políticos, banqueros, economistas y académicos que van desgranando sin ningún tipo de pudor ni arrepentimiento como tejieron los hilos de esta crisis mundial de la que el mundo trata de escapar. No utilizaron armas al uso. Estos criminales fueron más sofisticados. En lugar de sierras mecánicas, hachas o cuchillos se inventaron las hipotecas subprime, también llamadas basura, y sustituyeron la casa en la que cometían sus crímenes por las agencias de calificación de riesgo y los mercado de derivados. El problema es que las víctimas de este drama sí que sangran de verdad. Con esta élite dirigiendo el mundo, prefiero que las riendas de mi destino las tome Dracula, Jason, Leatherface o el mismísimo Freddy Krueger.


Publicado en Las Provincias el 28/10/11

domingo, 23 de octubre de 2011

MUNDOS PARALELOS

 
 
No parecía sospechoso aquel señor que debía superar los 70 años y que el sábado pasado en la Plaza de San Agustín fue aupado por encima de una multitud que le jaleó y aplaudió mientras alzaba su brazo con orgullo a los allí presentes. Este señor, digo, no me pareció un antisistema, pero nunca se sabe, puede que por las noches desde su casa se dedique a hackear las webs de bancos y partidos políticos. Tampoco me pareció demasiado radical la familia que llevaba a sus hijos en carrito y portaba una pancarta de 'Stop Desahucios'. Pero quién sabe, igual entre los pañales escondían piedras para reventar escaparates. Y ese grupo de chicas veinteañeras con las caras pintadas de colores que gritaban alegremente consignas, no tenían mucha pinta de extrema izquierda, más bien daban la sensación de no tener ni idea de quién era Marx. 
 
Llego a la conclusión de que ese expresidente nuestro que califica al 15M como de «movimiento radical antisistema de extrema izquierda» vive en un mundo paralelo que no es el mío. Pero es que tener chofer particular, ser miembro de un consejo de administración de una gran empresa y dar conferencias por todo el planeta te debe alejar algo de la realidad. Los que yo vi parecían bastante pacíficos, indignados sí, pero es que tienen problemas para pagar su hipoteca, emanciparse, conseguir un trabajo y un sueldo dignos o llevar a sus hijos a colegios con una educación pública de calidad. Y eso claro, cabrea un poco. Ese «movimiento marginal», como lo denomina, llenó muchas calles de muchas ciudades de muchos países. No me parecieron peligrosos. Al menos, no tanto como esas armas de destrucción masiva que él se empeñó en buscar sin resultado.
 
Publicado en Las Provincias el 21/10/2011

domingo, 16 de octubre de 2011

A QUIEN MADRUGA

Uno de los primeros síntomas de que te haces mayor es que ya no puedes soportar esos maratones de dormir diez horas seguidas que tan bien te sentaban los fines de semana de hace años. A los que nos gusta abandonarnos en brazos de Morfeo, le tenemos especial tirria a la palabra madrugar. Pero llega un sábado cualquiera, después de haberte acostado a las 4 de la mañana, sin despertador ni obligaciones que atender, en el que abres un ojo y el reloj te anuncia implacable que son las 8:30. Intentas coger de nuevo el sueñecito, pero no hay escapatoria. El tic tac biológico que llevas en tu interior te hace un corte de mangas y te obliga a levantarte. 
 
 
 
Mi ex, alucinado al verme dormir once o doce horas, me comentaba que los grandes genios de la historia, como Napoleón, dormían muy pocas horas. Supongo que quería decirme de forma sutil que nunca conseguiría llegar lejos durmiendo tanto. Pero quizás mi suerte haya cambiado. Desde hace meses, me despierto cada día sobre las 6 de mañana. Lo curioso es que, por primera vez en la vida, no tengo la obligación de entrar al trabajo a una hora concreta. Tengo la suerte de trabajar en una de esas raras empresas que prefieren que las tareas estén terminadas cuando toca y no te obligan a cumplir un horario fijo. Elijo pegarme el madrugón y olvidarme de mis obligaciones laborales a partir de las 3 de la tarde. Levantarse a la misma hora en la que antes cerrabas los bares es el precio que hay que pagar para hacer deporte, pasear con tu perro o leer la última novela de Houllebecq. No me importa. Además, si hago caso a la teoría de mi ex, ahora puedo llegar a ser alguien, aunque sea entre bostezos y con legañas. 
 
Publicado en Las Provincias el 14/10/11

martes, 11 de octubre de 2011

LA PRUEBA DEL ALGODÓN


La limpieza del hogar es probablemente la actividad más odiosa y menos gratificante que existe en el rutinario día a día. No se me ocurren otros quehaceres que requieran tanta energía y sin embargo duren tan poco sus resultados. Escribo esto después de pasar tres horas quitando el polvo, pasando la aspiradora, fregando el suelo y ordenando el sinfín de papeles que se acumulan en mi mesa. No te das cuenta de lo engorrosas de estas tareas hasta que no abandonas el nido materno. Por regla general, el exiguo sueldo con el que por fin consigues emanciparte no alcanza para contratar los servicios de una profesional que se encargue de mantener a raya la suciedad y el desorden. Y te preguntas, ¿para cuándo inventará Ikea la casa autolimpiable? 
 
Al irme de mi piso alquilado de un tamaño digamos estándar, y cambiarme a otro mucho más amplio que mi familia me presta hasta que consiga mi propia hipoteca, me di cuenta de que una no puede vivir en una casa grande y ser mileurista. Si tu piso mide más de ciertos metros, debería ser obligatorio por ley el poder pagar a una persona que te ayude en las labores domésticas. Me cuesta imaginar a Isabel Preysler haciendo la prueba del algodón en una de las 85 habitaciones de alguna de sus tantas mansiones, o a la Duquesa de Alba limpiando la plata del Palacio de Liria. Quizá cuando la ex ministra Trujillo, aconsejó a los jóvenes olvidarse de una vivienda digna y trasladarse a pisos de 45 metros cuadrados donde perfeccionar al máximo el juego del Tetris, estaba pesando precisamente en nosotros. Quería ahorrarnos tiempo, esfuerzo y dinero en la limpieza del hogar para poder dedicarlo a otras cosas más útiles, como por ejemplo buscar trabajo
 
Publicado en Las Provincias el 07/10/11

LA MAGIA DE LA INFORMÁTICA

Los informáticos son los brujos del siglo XXI. Chamanes ante los que el resto de mortales debemos postrarnos cada vez que tenemos un problema con nuestro ordenador. Para los que no entendemos de tecnología, equivalen a superhombres cuyos poderes residen en un ratón y en un teclado y que consiguen con un simple clic y un comando de teclas resucitar tu PC o darte la funesta noticia de que tu ordenador ha muerto para siempre. Uno de mis mejores amigos pertenece a esta especie y ha salvado mi cibervida unas cuantas veces. Desde hace unas semanas, vuelve a tener una misión de máxima importancia en la que está en juego toda mi existencia digital. 
 
Este verano decidí poner orden en las caóticas entrañas de mi ordenador portátil. Pasé todas mis fotos, mi música y mis películas a un disco duro externo. Cada vez que lo conectaba, me preguntaba si quería utilizarlo para realizar no sé qué copia de no sé qué unidad. Siempre le decía que no, hasta que un día, sin darme cuenta, mi respuesta fue afirmativa y mi universo cibernético se desmoronó. Los últimos 9 años de mi vida succionados por un agujero negro. Lo único que me dolió perder fueron las fotografías que imagino se encuentran en el limbo de los ceros y los unos donde descansan junto a otro millones de documentos que la humanidad ha perdido a lo largo de los años. Intenté consolarme pensando que las mejores fotografías están en mis recuerdos, pero de pronto empecé a pensar en todos los momentos que serán difícil de rememorar si no es por ese testimonio gráfico: viajes, fiestas, ex novios... y quise llorar. Llamé desesperada a mi amigo, que me ha prometido que conseguirá recuperarlas. Si lo logra, volveré a creer en la magia
 

Publicado en Las Provincias el 30/09/2011

PINTXOS, TRÍOS Y ARRUGAS

San Sebastián es uno de esos lugares a los que siempre tengo ganas de volver. Guardo recuerdos imborrables de todas mis estancias en esa ciudad que huele a mar, a cine y a jazz bajo la lluvia. Andar por la parte vieja, asomarse a los bares de pintxos y dar rienda suelta a ese pecado capital llamado gula es para mí una experiencia religiosa. Este año, además del homenaje gastronómico, la visita tenía otro atractivo. Se estrenaba en el Festival de Cine la película 'Arrugas', basada en el cómic del dibujante valenciano y colaborador de este diario, Paco Roca, del que además de fan, puedo presumir de ser amiga. 
Para los profanos del cómic que, como yo, desconocían hasta hace poco este mundo, adentrarse en él con la obra de Paco supone caer atrapado para siempre en sus redes. 'Arrugas', ganadora en 2008 del Premio Nacional de Cómic y editada en España por Astiberri, se adentra en la soledad de la vejez y en los tenebrosos tentáculos de ese monstruo que es el Alzheimer. Paco aborda el tema con sensibilidad y pinceladas de humor sin caer en sensiblería barata. Ese espíritu también se ha contagiado a la película, que bajo la batuta del director novel Ignacio Ferreras, ha dejado buen sabor de boca en el certamen. La ovación del público al finalizar el pase y las excelentes críticas que ha cosechado la cinta así lo atestiguan. Pero Paco, además de un gran autor es una de las personas más generosas que conozco. Como no encontré hotel libre en Donosti, su novia, gran amiga mía, le preguntó si le importaba que me alojara con ellos y durmiera en una cama supletoria. Paco accedió, a pesar de ser consciente de que la cosa no iba a acabar en trío. Pocos tíos hubieran aceptado. 

Publicado en Las Provincias el 23/09/2011

TORTURAS ANIMALES Y ATROCIDADES SANGUINARIAS

De vez en cuando la realidad te zarandea y te recuerda lo brutal, bárbaro y asqueroso en que puede convertirse el ser humano. El pasado viernes disfrutaba de una de esas divertidas noches en las fiestas de un precioso pueblo de la costa castellonense. Verbena a la orilla del mar, copas a precios populares y la lista al completo de grandes éxitos de todas las épocas con la que nos torturó la orquesta de turno. Empezó siendo una gran noche, pero a las 4 de la mañana la música paró y el pueblo en masa se dirigió hasta el recinto contiguo en el que una panda de salvajes se disponía a mostrar la crueldad más absoluta ante una indefensa vaquilla. No pude aguantar más de 5 minutos el patético espectáculo y me marché de allí con sentimiento de infinita repugnancia ante lo que acababa de contemplar. 



Hacía mucho que no tenía tales ganas de vomitar ante un comportamiento ¿humano? semejante. La chusma allí congregada estiraba el rabo al animal, proferían toda clase de gritos imbéciles y daba golpes a la aterrorizada res. Imagino que, con esa supuesta demostración de superioridad, intentan suplir su falta de huevos y de alma. Sensible como estoy ante el temita, el martes contemplo perpleja en todos los medios esa atrocidad disfrazada de celebración llamada el Toro de la Vega donde unos trogloditas se ponen cachondos persiguiendo con lanzas a un toro hasta matarlo de la forma más cruel e inhumana que uno pueda imaginar. Todo por pura diversión. Y aún tienen el morro de justificarlo en nombre de la cultura y la tradición. ¿Cómo se supone que vamos a salir de la crisis? Este país jamás conseguirá prosperar hasta que no se termine con este tipo de animaladas. 

Publicado en Las Provincias el 16/09/2011

RUPTURAS VERANIEGAS


Es ya una de esas clásicas noticias con la que los medios de comunicación se repiten cada año por estas fechas. El final de las vacaciones de verano coincide con un incremento en el número de parejas que decide separarse. Ocurre lo mismo tras la época navideña. Por lo visto, no es tarea sencilla convivir con la pareja 24 horas diarias durante tres semanas seguidas cuando lo habitual es verse 3 o 4 a lo largo del día. Si a ello unimos las tensiones que provocan el cuidado de los niños, le añadimos una pizca de familia política y removemos con una cucharadita de lo fácil que es para algunos/as fijarse en la primera tableta de chocolate que asoma por la playa o en el minúsculo tanga de la vecina de al lado, tenemos un cóctel explosivo que suele estallar a principios de septiembre cuando uno de los dos grita aquello de «Ya no te soporto más». 
 
 
 
En las últimas semanas, tres de mis amigas más cercana han pasado a formar parte de esas estadísticas. Cuando recibes la desconsolada llamada anunciándote la noticia, te muestras escéptica y piensas «Es una bronca más. En una semana vuelven a estar juntos, como siempre». Pero pasan los días y la reconciliación se va alejando. Mientras animas a tu amiga también sientes un atisbo de melancolía al pensar en todos los momentos que has compartido con ellos como pareja y que no volverán a repetirse: viajes, cumpleaños, Nocheviejas. Y sin embargo, aunque las veas desoladas ante su reciente ruptura, no puedes evitar que asome a tu cara una media sonrisa al pensar que tus amigas vuelven a estar solteras, como tú, y que por tanto el otoño se prevé mucho más interesante de lo que habías imaginado. 
 
Publicado en Las Provincias el 9/09/2011

viernes, 2 de septiembre de 2011

MADRE A LA FUERZA



Este verano he asistido a un curso avanzado de maternidad. Intensivo, gratuito y gracias a Dios, sin prácticas obligatorias. Dado que la mayor parte de mis amigas o están embarazadas o se encuentran en periodo de cría de sus cachorros, estos meses he sido testigo de cómo el 90% de las conversaciones giraban en torno a un único tema. Sospecho que existe un gen, hormona, enzima o virus que se inocula en el momento en el que una mujer descubre que va a ser madre y le impide hablar de otra cosa que no sean cesáreas, papillas, pañales o guarderías. 
 
Consciente de que la aventura de formar una familia debe ser absorbente a la par que fascinante, he llegado a la conclusión de que a pesar de entregarnos encantadas a la causa, la vida de las mujeres durante esa época está condenada a su nueva condición de progenitora. Por eso entiendo que a falta de otras experiencias vitales, tu amiga, esa que en el pasado fue la más punki e irresponsable de la pandilla, te explique con pelos y señales y un entusiasmo un tanto ridículo, como fue el último eructo de Andresito o la gran proeza de Laurita que ha descubierto cómo se pasan las hojas de una revista. En esas ocasiones, a mí me sale hablar de mi perro, que técnicamente sigue siendo un bebé, y contarles que ya ha aprendido a devolverme la pelota. Al detectar la perplejidad en sus rostros ante desigual comparación de especies, intento cortarme, pero a veces mi orgullo de madre me traiciona. Tampoco ambas experiencias están tan alejadas entre sí. De hecho, criar a un animal requiere de una enorme entrega. Al menos, sus hijos, con un poco de suerte, se irán de casa al cumplir los 35, pero mi perro Blues nunca se va a independizar. 
 
Publicado en Las Provincias el 2/09/2011

lunes, 29 de agosto de 2011

DESCUBRIENDO A BOB MARLEY

Desafiando a un sol implacable, cientos de jóvenes bailan en una concurrida playa que por unos días ve cambiar su habitual clientela. Pieles de todos los colores y acentos de todos los rincones del mundo sustituyen a la especie autóctona dominguera que estos días desaparece de Benicassim. En su lugar, rastas kilométricas, banderas jamaicanas, hierbas aromáticas y un solo Dios al que adorar, Bob Marley. Y yo, que siempre he detestado el reggae, me encuentro allí, en el Rototom, uno de los mayores festivales que existen de este tipo de música. El culpable, un amigo periodista que tiene alma de león y corazón de caballero andante, con el que comparto pasión por la gastronomía e idéntica visión romántica del periodismo y del amor impaciente. 

Nos conocimos en una boda. Cuando me preguntó qué tipo de música me gustaba, sin saber que era el director y presentador de un programa de reggae en Radio 3, le contesté que mis gustos musicales eran eclécticos. Aunque rockera de corazón, también suelo vibrar con Camarón, Miles Davis, Johny Cash, Sabina o Love of Lesbian. «Todo menos el reggae. Es la única música con la que no puedo.» le solté. Pensó que le estaba vacilando y cuando me dijo a que se dedicaba quise que la tierra me tragara. A pesar de mi metedura de pata, nos hicimos grandes amigos. De su mano tuve la oportunidad de asistir a un festival que en principio no me seducía en absoluto y del que, sin embargo, volví encantada. El ambiente que se respiraba (y no me refiero a los efluvios cannábicos) y la firme filosofía de que la música une culturas me cautivaron. El próximo año creo que volveré. Quién lo hubiera dicho. 

Publicado en Las Provincias el 26/08/2011

LA ADAPTACIÓN DE LAS ESPECIES FEMENINAS

Estoy segura de que el naturalista Charles Darwin antes de establecer su famosa teoría, además de observar el comportamiento de escarabajos, arañas y otros bichitos, también estudió de cerca la adaptación al medio de una especie mucho más compleja, la femenina. Cuando las mujeres nos juntamos con un hombre, automáticamente empezamos a mostrar un repentino interés por aquella materia o hobby que cultiva la otra parte. No importa lo bizarra o aburrida que sea la afición, ni que jamás hayamos sentido curiosidad acerca de la misma. Películas gore, deportes extremos, tebeos underground, tiro al plato o colección de sobrecitos de azúcar. El gen de la supervivencia nos grita 'Adáptate o muere'. 

Ejemplos hay infinitos. Sé de mujeres que aborrecían el fútbol y ahora acompañan puntualmente a sus maridos al campo, bufanda del Valencia incluida. Una prima que siempre ha echado pestes del golf, hoy es hándicap 10 gracias a su pareja. Otra amiga que solo dormía en los mejores hoteles cuando viajaba, terminó yéndose de acampada a la playa en la que su novio hacía surf cada verano e incluso sacrificó su secador de pelo por estar a su lado. Y sin embargo, miro a mi alrededor y no veo a mis amigos hombres que acompañen a sus chicas a esas sesiones maratonianas de compras, ni que vayan al cine con ellas a ver 'Sexo en Nueva York', ni por supuesto se apunten a pilates. ¿Por qué tenemos esa capacidad de sacrificio? Se lo pregunto a mis amigas y la respuesta es unánime. «Si crees que voy a dejar que mi Luis vaya solo al fútbol, o al golf, o a hacer surf y tenga la oportunidad de fijarse en alguna de esas lagartas que revolotean por allí, lo llevas claro". Cuestión de supervivencia. 


Publicado en Las Provincias el 19/08/2011

LA DISCRIMINACIÓN DEL NÚMERO UNO

El mundo, en general, es mucho más sencillo para las parejas. No importa quienes formen los elementos de ese dueto ni el parentesco que compartan. La unión puede ser filial, amistosa, familiar, amorosa o contractual. El caso es que los equipos de dos se enfrentan a la vida con mayores comodidades que aquellas que, por decisión propia o ajena, se encuentran desparejadas como los calcetines. Regreso de pasar unas estupendas vacaciones en un bello país centroamericano en el que he podido constatar en primera persona esa discriminación del número impar. 
 
Ya en el avión me tocó pasar las 11 horas de vuelo separada de mis compañeros. Tampoco los hoteles parecen entender que las habitaciones de tres son efectivamente para tres. Durante los 15 días que duró el viaje en ninguno de los hoteles en los que nos hospedamos, tuvieron el detalle de dejarme toallas en el baño en la habitación que compartí con otra pareja. Tampoco la aventura está hecha para singles. En nuestro periplo por la selva, nos lanzamos en tirolina sobre las copas de los árboles para admirar la belleza de una vegetación abrumadora, pero de nuevo había que lanzarse en pareja. Pensé que igual tenía suerte y me tocaba enroscar mis piernas con algún turista solitario y cachas, pero no, me tocó hacer la travesía con un niño gordito al que le estaba saliendo su primer bigote. Por último, en una paradisiaca playa del Pacífico nos ofrecieron una deliciosa comida a elegir entre mariscada, langosta o pescado para dos. Harta de que la soltería no sea una condición apreciada por la sociedad, decidí comerme yo solita el crustáceo. En ese momento me di cuenta que no era tan malo tener que jugar en la categoría individual. 
 
 
Publicado en Las Provincias el 12/08/2011

EL DON DE LA OPORTUNIDAD

 
 
La oportunidad de saber decir lo adecuado en cada momento es un don del que no todo el mundo está dotado. Una palabra a destiempo, una frase a deshora puede acarrear consecuencias fatales. Un ejemplo es la historia que me contaron hace poco y que todavía hace que me parta de la risa. Digamos que se llama Tania. Treintañera atractiva y desinhibida a la que le gustan los tíos bastante más jóvenes que ella. Tras tres encuentros con un pollito de 22 años recién salido del cascarón, la chica le da unas indicaciones acerca de sus preferencias amatorias. Le dice que quiere escuchar de boca del zagal palabras sucias y obscenas que eleven su temperatura corporal y le hagan llegar al éxtasis. 
 
La falta de experiencia del joven amante iguala a su nivel de timidez, por lo que una vez metidos en faena, no consigue arrancarle más que un leve susurro apenas perceptible que bien podría parecer un verso de Neruda. Al concluir la cita, una Tania decepcionada e insatisfecha le lleva a su casa puesto que el chavalín todavía no tiene carnet de conducir. Cuando ella le pregunta qué dirección tiene que tomar, él le suelta una frase que ya se ha convertido en mítica entre mi grupo de amigos: «gira a la derecha, zorra». La susodicha se queda muerta. «¿Perdón?» El chico titubea. «Cómo me habías dicho que te gustaba que te dijera cosas fuertes.» «Sí, pero no ahora, hombre de Dios, eso tocaba antes». El resto del camino lo hicieron sin dirigirse la palabra. Ni que decir tiene que no se han vuelto a ver. El pimpollo todavía no ha conseguido reponerse de la vergüenza, mientras que Tania ha cambiado de gustos y ahora los elige de 40 para arriba.
 
Publicado en Las Provincias el 05/08/2011

EN UN LUGAR DE LA MANCHA

Empiezan a sonar las primeras notas de una vieja canción de los Creedance Clearwater cuando un tío ataviado con un ceñido y sugerente vestido rojo, tacones a juego y boa de plumas negras alrededor del cuello, coge el micrófono y empieza el espectáculo. Es el batería del grupo. Gin tonic en mano y desde un lugar privilegiado, disfruto del concierto en compañía de unos amigos bajo el mejor de los focos, una luna llena increíble. Podríamos haber estado en Ibiza, o en cualquier población costera de esas que en verano abandonan su quietud y dan paso a una efervescencia chic, pero el escenario pertenece a un paraíso perdido en mitad de la Mancha. Una pequeña localidad que rezuma aroma berlanguiano llamada Alarcón. 
 
 
 
El batería no es una estrella del transformismo ni un travesti profesional, es arqueólogo, igual que el resto de la banda. Hace unos años, fueron a hacer unas excavaciones cerca del pueblo y a la hora volver a sus hogares, decidieron quedarse en esta villa medieval y pasar del ritmo estresante de Madrid o Valencia. Desprende algo mágico este lugar, que en invierno tiene 170 habitantes y que ha sido refugio de fotógrafos, pintores y escultores. Nuestro amigo Raúl, dueño del mejor restaurante del pueblo y de toda la provincia de Cuenca, siempre nos hace sentirnos como si formáramos parte desde siempre de ese microcosmos tan auténtico. Si pasan por allí, prueben su morteruelo y su ajo picado. Son insuperables. Disfruten de la tranquilidad que se respira, de su bello paisaje, de la historia que cuentan las grietas de sus iglesias y su castillo. Apaguen sus móviles y olvídense del mundanal ruido. Volverán a su frenética vida con las pilas cargadas. 
 
Publicado en Las Provincias el 29/07/2011

LAS BONDADES DEL VERANO

El verano está sobrevalorado. Igual que la Navidad, esta estación la inventó alguien que no tenía hijos y que además vivía en Laponia, lugar que no tiene que soportar temperaturas por encima de los 30 grados a la sombra. El verano, ese paraíso para niños y adolescentes empollones, espara el resto de los mortales una odisea solo maquillada por la anestesia de las vacaciones. Pregúntenles si no a los padres cómo se las van a ingeniar para ocuparse de sus angelitos durante los tres meses que dura la estación. 
 
 
 
Intente coger el coche un domingo e ir a la playa. Las 5 millones de personas que viven en la Comunidad tendrán la misma idea que usted y el camino que normalmente cuesta 20 minutos se alargará durante una hora. Maldecirá no haber utilizado el transporte público cuando empiece a dar vueltas. Aparcará a algo más de un kilómetro de la playa, previo pago de la tarifa 'gorrilla', y bajo la agradable brisa de poniente que le hará rememorar su último viaje a África. ¿No quería experiencias exóticas? Por fin llegará a su objetivo, se abrirá hueco y conseguirá dejar su toalla a 50 centímetros de los vecinos, una ruidosa familia multitudinaria que, ante la ola de robos que se producen en esta época del año, ha decidido traer consigo todo lo que contiene su casa. La playa se asemeja estos días al desembarco de Normandía, pero en dominguero. Cuando ya no pueda soportar más el estribillo del último disco de Camela, irá a tomar un helado al bar más cercano. Entrará y el aire acondicionado le transportará hasta el Polo Norte. Decidirá volver a su casa, junto a su dolor de cabeza y su insolación. Entonces, empezará a contar los días que quedan para que llegue septiembre. 
 
Publicado en Las Provincias el 22/07/2011

TÉCNICAS SENCILLAS PARA ACERCARSE A LA FELICIDAD

Siempre he sido una escéptica en todo lo relativo a poderes ocultos, fuerzas invisibles y conexiones espirituales. Desde hace meses recibo en mi correo electrónico ciertos emails de un centro que imparte toda clase de cursos y talleres en los que prometen ayudarme a alcanzar una vida más feliz. 'Cursos de milagros', 'Técnicas chamánicas' 'Sanadores energéticos', 'Constelaciones familiares' o 'Gemoterapia' y 'Sonoterapia' son algunas de las actividades que me proponen para alcanzar el éxtasis de una vida plena conectando cuerpo y alma con la madre tierra. Previo pago, por supuesto. Me imagino a unos cuantos jipis trasnochados, acompañados por parejas cuyo principal tema de conversación gira en torno al aura, los chakras y la espiritualidad y señoras divorciadas que por fin han encontrado la luz. Todos ellos vestidos con ropa de algodón orgánico, cogidos de la mano, en una sala llena de velas e incienso mientras un seudo-gurú les muestra el camino hacia su yo interior y les libera del oscuro yugo del materialismo, al ritmo cadencioso de los últimos hits de música oriental. 
 
¡Señores, por favor, que les están tomando el pelo! ¿Quiere sentirse mejor consigo mismo? Hágase voluntario y ayude en alguna una ONG. ¿Necesita conectar con la naturaleza? Elija alguna de las maravillosas rutas que existen en cualquiera de nuestros parques naturales o adopte a un perro abandonado. ¿Se siente vacío y requiere de emociones intensas que llenen sus días? Entre a cualquier biblioteca y lea 'Cien años de soledad', escuche el 'Kind of Blue' de Miles Davis o vea la temporada completa de 'A dos metros bajo tierra'. Conseguirá levitar. Se lo aseguro.
 
 
Publicado en Las Provincias el 15/07/2011

domingo, 10 de julio de 2011

LA VIRILIDAD DEL MACHO DOMINANTE

Desconozco la proporción de machos dominantes que existe en una manada de perros, pero imagino que debe de ser alta porque desde que paseo con el mío por el parque, siete de cada diez dueños afirman que su can posee esta característica que les hace ser el más chulo del barrio. Parece que el hecho de que el animal plante cara e intente montar a todo lo que se mueva, sea macho, hembra o humano, es un punto positivo en la vida perruna del que hay que sentirse orgulloso. Yo les contesto que Blues, mi perro, es completamente lo opuesto. De hecho es bastante cobarde. Le dan miedo los gatos, las cucarachas y su primer encuentro con una hormiga le hizo correr a refugiarse entre mis piernas.
Pero las mujeres conocemos bien cómo puede cambiar la actitud de un macho que se siente amenazado. Hace unos días tomaba algo con tres amigas en una terraza en compañía de otro amigo y del perro cuando asistí perpleja a una nueva faceta desconocida hasta entonces de mi mascota. Cada vez que pasaba cerca otro perro, fuera éste de dimensión pulga o tamaño bulldozer, Blues se erizaba, le gruñía y enseñaba los dientes. Más tarde me explicaron que ante la presencia de mi amigo, un macho nuevo en la manada, el perro tenía que demostrar que él era el que mandaba y que podía defender a sus chicas. Típico comportamiento masculino. Siempre demostrando su virilidad sin entender que ese sacar pecho y ponerse gallito puede resultar sexy a algunas mujeres, pero la mayoría preferimos un buen quiebro, una contestación acertada que desarme al contrario y en el peor de los casos, una huida rápida. La inteligencia es el mejor de los músculos si se sabe hacer buen uso de ella. Trataré de explicárselo al perro.
Publicado en Las Provincias el 8-7-2011