Foto: Deleste |
Detecto
desde hace algún tiempo ciertas vibraciones que anuncian que algo se mueve en
Valencia y por extensión en esta nuestra Comunidad. Son como esos primeros
movimientos que el bebé hace en el vientre. Al principio son leves, los notas
pero no los identificas, hasta que se van haciendo cada vez más frecuentes y
reconocibles. Últimamente me paraba a escuchar lo que esta ciudad ofrecía y
observaba que frente a aquellos que ansían que nada cambie para que todo siga
igual, hay gente trabajando duro y haciendo cosas que empiezan a modificar el
panorama que los valencianos hemos tenido que soportar en los últimos años.
No suelen sobrepasar los 40 años, han puesto en marcha ideas y proyectos
innovadores y no se han dejado amilanar por los privilegios adquiridos y
prebendas de los de siempre.
El
tándem corrupción y gestores políticos ha ensuciado el nombre de la Comunidad
hasta conseguir que algunos no avergoncemos de pertenecer a ella. Desaparecieron
la televisión y la radio públicas, los bancos y cajas de ahorros, los macroeventos
deportivos y los certámenes culturales de cierto peso. Hoy, sin embargo, tenemos
festivales de música como el Deleste, espacios que apuestan por la cultura alternativa
como La Rambleta, excelentes marcas valencianas de cervezas artesanales,
cocineros como Camarena, Dacosta o Begoña Rodrigo que se han convertido en
nuestros mejores embajadores, gente como Héctor Molina, un agricultor de
Villareal, como él mismo se define, que está recuperando semillas autóctonas o
plataformas como València Vibrant que promueven el debate entre los ciudadanos
para mejorar el entorno en el que vivimos. Frente al mundo viejuno y anquilosado que conocíamos,
ellos, con su savia nueva serán los que de verdad rescaten esta tierra.
Publicado en Las Provincias el 28/11/14