viernes, 29 de noviembre de 2013

MADRES O PIRATAS


El mundo se divide entre hombres y mujeres y no de forma equitativa precisamente. A pesar de lo que hemos avanzado en cuestión de igualdad, continúa existiendo una literatura femenina y otra masculina, films almibarados con final feliz para ellas y pelis de mamporros para ellos, deportes para señoritas y para machotes, cupcakes para damas y artilugios de bricolaje para varones. Dado que esto es así, hay otro asunto que también debería estar perfectamente delimitado por sexos. Me refiero a los cuartos de baños de los locales públicos. Al clásico cartelito de Ladies y Gentlemen le han sustituido otras moderneces menos obvias que hacen que te quedes con cara de boba frente a la puerta de un aseo intentando descifrar si ese cuadro cubista indica que es ahí donde tienes que hacer pis.




La semana pasada cenaba con unas amigas en un restaurante. A la hora de entrar en el aseo coincidí con una señora que como yo trataba de averiguar si entraba en la puerta correcta. Lo comprobé cotejando ambos accesos. En el de los tíos, uno de esos clics con los que jugábamos de pequeños lo dejaba claro, un pirata con barba, blandiendo el sable y luciendo orgulloso sombrero de calavera. En el de las tías, un clic chica con pinta de mojigata y camiseta en la que se leían las letras FIT (estar en forma en inglés), acompañada por un carrito con un clic bebé. No había duda de a cuál me tocaba entrar y lo hice con una pelín de rabia y de envidia. No sé ustedes, pero yo desde luego prefiero acabar con la bodega de ron a preparar papillas, cantar con mis camaradas antes que tararear nanas, asaltar navíos enemigos antes que moldear mi cuerpo para estar buena y navegar a toda vela antes que ir al parque de bolas. Frente a los cumpleaños infantiles, elijo la patente de corso. Obvio. 
Publicado en Las Provincias el 29/11/2013

viernes, 22 de noviembre de 2013

REMINGTON, 1915

Estreno mis 33 primaveras con un regalazo de mi madre, una máquina de escribir Remington de 1915 que ya ocupa un lugar destacado en el salón. Al día siguiente me visita una amiga con su hijo de 8 años y mientras les enseño orgullosa el presente, el niño me pregunta para qué sirve. Al tiempo que el pequeño aporrea las teclas, le observo de reojo entre embelesada por el sonido metálico del teclado y mosqueada por si destroza de un manotazo 98 años de historia. Intento explicarle que antiguamente era la herramienta que se utilizaba para escribir y que fue un adelanto frente a la escritura manual, pero al chaval pronto deja de interesarle y vuelve a su consola portátil no sin antes sentenciar que si tengo ordenador, no sabe para qué necesito esa antigualla.


Para los niños no existe pasado ni futuro, viven exclusivamente el presente, así que no trato de hacerle comprender que lo que encierra mi máquina de escribir va mucho más allá de la mera utilidad. Que ese amasijo de tinta y metal me sirve para imaginar innumerables historias que imprimieron sus teclas: relatos de guerras mundiales, cracks bursátiles, asesinatos de presidentes, traiciones familiares, crisis nacionales y escándalos políticos.  Mi mente también dibuja escenas en la que Miss Remington anuncia alegrías, redacta mensajes de esperanza y certifica algún que otro sueño. Ha sido el instrumento de trabajo de periodistas y corresponsales y escritores como Faulkner, Agatha Christie, Kipling, Orwell o Lovecraft utilizaron la Remington como prolongación de sus dedos y su imaginación. Imposible hacerle entender a un niño que para descifrar el hoy es importante conocer las raíces y que además, probablemente él no estaría jugando a su consola si no fuera porque antes existió mi Remington nº 11.


Publicado en Las Provincias el 22/11/2013


viernes, 15 de noviembre de 2013

CONTACTO CON TACTO

En la vida hay veces que te topas con situaciones humillantes y vergonzosas a las que  no hay más remedio que hacer frente. Para preservar su intimidad, la llamaré Azucena. Mi amiga sufre ese trastorno tan habitual padecido por muchas mujeres, que consiste en que el tránsito intestinal no funciona con la regularidad óptima. Después de 9 días con parada técnica, se fue a Urgencias. Tras la espera de rigor, las enfermeras la hicieron pasar al especialista. No era la primera vez que acudía al hospital a causa de esta afección, por lo que ya sabía las palabras exactas a las que debía recurrir para tratar el asunto con la mayor delicadeza. Al entrar el médico en la consulta, mi amiga casi se cae de la silla. Lo que tenía ante sí no era el abuelo sesentón con rictus serio que esperaba que la examinase, lo que atravesó la puerta era en sus propias palabras “el doctor más impresionantemente guapo, joven y encantador que existe en la sanidad pública y privada. Y además, argentino”.


Una vez superada la vergüenza inicial causada por el deslumbramiento del adonis, Azucena le explicó su problema. El doctor le formuló las preguntas pertinentes con ese acento porteño que tanto gusta a las mujeres y tras hacerle placas y ver los resultados, le anunció esas dos palabras que nunca deberían ir juntas en una misma frase y menos dichas por boca de un atractivo médico de 30 años con los ojos verdes más bonitos de Hispanoamérica: tacto rectal.  Mi amiga después de ponerse de todos colores de la gama cromática de Pantone, obedeció sumisa al requerimiento. Al abandonar el hospital con su dignidad por el subsuelo, les echó una mirada de odio infinito a las enfermeras de triage que, con tan poco tacto, habían sido partícipes del escarnio al dejarle en manos del apuesto 

Publicado en Las Provincias el 15/11/2013


doctor. 

viernes, 8 de noviembre de 2013

LA ERÓTICA DEL PODER

Después de consultar el catálogo en el que se anuncia “una gran selección de productos exclusivos”, mi amiga decide meter en su cesta a un hipster barbudo al que le gustan los gatos, a un rockero de ojos verdes amante de la cocina y a un poeta bohemio con rastas rubias. Ahora solo queda esperar a que los artículos “adquiridos” se pongan en contacto con ella, cosa que sucede prácticamente ipso facto y tras examinarlos vía Internet, quedar con el que más le guste. En esta web solo existe una premisa, son las mujeres las que eligen mientras los hombres permanecen pasivos y esperan ansiosos a que alguna fémina se fije en ellos y los añada al carrito de la compra. Entro en esta nueva red social de contactos para comprobar de primera mano cómo es tratar como ganado a los del sexo contrario y que ellos permanezcan tan contentos.

Al comentarlo con un compañero de trabajo, airado y ofendido por lo denigrante del asunto, me reprocha qué diríamos nosotras si la situación fuese al revés y la web ofertase damas en lugar de caballeros. No hace falta ponerse en el supuesto. Es lo que hemos sufrido las mujeres a lo largo de unos cuantos siglos. Esclavas, sirvientas, mujeres florero, señoritas sumisas,  esposas obedientes, madres entregadas e hijas dóciles que viven por y para los demás… Solo hay que asomarse a la ventana de la Historia y ver que lo de decidir lo hemos tenido vetado hasta hace cuatro días.  Que una mujer pueda entrar en un web y elegir al tío o a los tíos con los que quiere ligar es una gilipollez y ni nos va a hacer avanzar en la igualdad ni tiene ninguna intención de ultraje hacia el género masculino. Solo es adobar el cortejo con un poco de humor y quizás, por un instante, percibir esa erótica del poder que tanto parece embriagar a los hombres.  

Publicado en Las Provincias el 08/11/2013