viernes, 5 de diciembre de 2014

LA MUÑECA CELULÍTICA


Si usted, señora o señorita, pudiese elegir entre un físico tipo manzana, pera o reloj de arena, según la clasificación de las revistas femeninas, o uno de esos cuerpos de semidiosas aladas que desfilan para una conocida marca de lencería, ¿con qué se quedaría? La respuesta parece obvia. Nos guste o no, la mayoría de mujeres nos pasamos la vida queriendo mejorar nuestro aspecto físico. Vientre plano, culo prieto, pecho generoso, labios carnosos, mirada felina y melena abundante. Deseamos ser barbies aunque el 90% por ciento nos quedemos en barriguitas. Pero la dictadura de los cánones estéticos predominantes en Occidente podría tocar a su fin. Un diseñador ha creado una muñeca con lasmedidas reales de una mujer normal, es decir, cintura ancha, trasero prominente, muslamen proporcionado aunque idéntica cara de merluza que la novia de Ken. Para dotarla de más verosimilitud, la muñeca puede equiparse con celulitis, estrías o acné.


Me parece loable intentar cambiar el modelo de esa inexistente perfección física que se nos vende, pero tengo mis dudas acerca de si la muñeca con celulitis conseguirá desbancar a la icónica Barbie. Una cosa son los fantasías y los anhelos y otra bien distinta la realidad. Cuando de niña jugaba con barbies, nunca me imaginé al príncipe azul con barriga cervecera, calvo y con granos.  Entre el cuento de la Cenicienta y la dosis de cruda realidad que suponen las muertes por violencia de género, quiero creer que hay un punto intermedio en el que es lícito que de niñas construyamos un universo ideal y de adultas sepamos distinguir lo que de verdad importa, y desde luego no son unas piernas largas. No podemos luchar contra el cromosoma XX, pero sí posponer el tema de las varices y las cartucheras para un poco más tarde. 

Publicado en Las Provincias el 5/12/2014

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