viernes, 23 de mayo de 2014

VAYAN A VOTAR


Abro las cartas que llegan estos días al buzón y leo con atención los mensajes que envían los candidatos intentado convencerme para que les de mi voto. Hablan de responsabilidad, derechos, democracia, futuro, libertad y progreso. Pretenden que nos traguemos su cuento con frases huecas y promesas vacías, advertencias temerosas, utopías infantiles y algunas mentiras. Solo con ellos al frente, esa vieja Europa maltrecha conseguirá levantarse. Solo con las siglas que defienden sus partidos, España saldrá del agujero. Ante tanto disparate, cualquier mente mínimamente lúcida se reafirma en esa cómoda posición abstencionista y decide programar cualquier actividad para el próximo domingo que le impida acudir al colegio electoral. Mejor mantenerse ocupado con la barbacoa familiar en el chalet y no pensar. No actuar, no participar ni decidir. Declararse apolítico, sacudirse el problema de encima, pasar de todo.
La clase política gana si hacemos caso al desencanto que a todos en mayor o menor medida nos embarga. Ellos anhelan nuestra pasividad para perpetuar su modo de hacer las cosas. Así que aunque no estén convencidos y su voto no sea meditado, el domingo, antes de irse a la playa o después de volver del cine, rebusquen en su conciencia y acudan a las urnas. Encuentren su razón y vayan a votar, aunque sea en contra de algún partido o porque les cae mal algún candidato y quieran castigarle. Voten para tener algo que decir ante los 17.000 euros mensuales de sueldo que cobrarán los eurodiputados los próximos cinco años.  Voten para poder quejarse luego con fundamento y para ensayar ante las generales de 2015. Aunque tengan que ir con la nariz tapada a depositar su papeleta. Solo con el voto podremos demostrar que no tenemos los políticos que nos merecemos

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