viernes, 29 de noviembre de 2013

MADRES O PIRATAS


El mundo se divide entre hombres y mujeres y no de forma equitativa precisamente. A pesar de lo que hemos avanzado en cuestión de igualdad, continúa existiendo una literatura femenina y otra masculina, films almibarados con final feliz para ellas y pelis de mamporros para ellos, deportes para señoritas y para machotes, cupcakes para damas y artilugios de bricolaje para varones. Dado que esto es así, hay otro asunto que también debería estar perfectamente delimitado por sexos. Me refiero a los cuartos de baños de los locales públicos. Al clásico cartelito de Ladies y Gentlemen le han sustituido otras moderneces menos obvias que hacen que te quedes con cara de boba frente a la puerta de un aseo intentando descifrar si ese cuadro cubista indica que es ahí donde tienes que hacer pis.




La semana pasada cenaba con unas amigas en un restaurante. A la hora de entrar en el aseo coincidí con una señora que como yo trataba de averiguar si entraba en la puerta correcta. Lo comprobé cotejando ambos accesos. En el de los tíos, uno de esos clics con los que jugábamos de pequeños lo dejaba claro, un pirata con barba, blandiendo el sable y luciendo orgulloso sombrero de calavera. En el de las tías, un clic chica con pinta de mojigata y camiseta en la que se leían las letras FIT (estar en forma en inglés), acompañada por un carrito con un clic bebé. No había duda de a cuál me tocaba entrar y lo hice con una pelín de rabia y de envidia. No sé ustedes, pero yo desde luego prefiero acabar con la bodega de ron a preparar papillas, cantar con mis camaradas antes que tararear nanas, asaltar navíos enemigos antes que moldear mi cuerpo para estar buena y navegar a toda vela antes que ir al parque de bolas. Frente a los cumpleaños infantiles, elijo la patente de corso. Obvio. 
Publicado en Las Provincias el 29/11/2013

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