viernes, 20 de septiembre de 2013

PRAGMATISMO FEMENINO

De entre las características propias de una gran parte de la población masculina, me sigue sorprendiendo la absoluta falta de imaginación que padecen los hombres a la hora de elegir un regalo para sus parejas. “El cumpleaños de María es dentro de nada y no sé qué regalarle. ¿Podrías acompañarme una tarde?”. Por estas fechas siempre recibo la llamada de un amigo pidiéndome que le ayude. Yo, que apenas conozco a su chica, me aventuro a aconsejarle intentado evadirme de mis propios gustos y pensando en algo que le pueda hacer ilusión.

Tras observar durante años a mis amigos y parejas, he llegado a la conclusión de que a la hora de hacer regalos existen tres tipos de hombres. El primero, aquel que va a lo fácil. No se calienta demasiado la cabeza y termina comprando un collar, una colonia o un pijama, a pesar de que su novia no lleve nunca bisutería y duerma siempre en pelotas. El segundo es aquel que se hace un regalo a sí mismo. A una compañera, su marido le regaló una preciosa Vespa. Un gran regalo, si no fuera porque ella nunca ha montado en moto y le dan miedo los vehículos de dos ruedas. También entra aquí regalar un conjunto de ropa interior tipo dominatrix, para uso y disfrute exclusivo del macho obsequiante. El tercer tipo es el detallista, el que se lo curra, el que se pasa meses preparando el regalo, algo único y especial que a veces construye con sus propias manos. Después de preguntarles a mis amigas a cuál de ellos preferían, suponiendo que elegirían a este último, optaron por un cuarto que yo no tenía clasificado: el novio de mi amiga Laura, que el día de su aniversario le llevó al centro y le dijo, “Tienes tres horas para gastarte 250 euros, yo te espero en la cafetería”. Frente al romanticismo inútil, viva el pragmatismo femenino. 


Publicado en Las Provincias el 20/09/2013



1 comentario:

  1. Al matar el "romanticismo inútil" al final lo que queda es un intercambio comercial, estamos de acuerdo?. Para hacer más nítido dicho intercambio mejor dejar esos 250 euros sobre la mesilla al terminar de echar el polvo. Y que se los gane, que si no acudo a otra que cobre menos o dé mejor servicio.

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