Hagan
la prueba. Un sábado o domingo cualquiera, en un restaurante o terraza
cualquiera, cuenten las mesas en las que alguno de sus ocupantes no está
utilizando su teléfono móvil en compañía de otros. Amigas que se comunican con
monosílabos mientras consultan lo que les dice su novio por Whatsapp, hijos
absortos por el Facebook sin participar de la comida familiar, parejas que
apenas se miran a los ojos porque él está comprobando como ha quedado el
Valencia y ella cotilleando las últimas fotos subidas a Instagram por la modelo
de turno. Al fenómeno creciente que practica una gran parte de la población de
ignorar al que tiene al lado mientras mira su teléfono móvil ya le han puesto
nombre. Se llama Phubbing, acrónimo de phone (teléfono) y snubbing (despreciar)
aunque yo prefiero llamarlo simplemente mala educación.
Ahora
que ya tiene denominación oficial, por fin podemos combatirlo. Al parecer, un
universitario australiano de 23 años, cansado de ver como se degradaban las
relaciones personales a su alrededor, ha creado el movimiento “Stop Phubbing”
en el que denuncia esta desconsiderada práctica a través de ridículas
fotografías y artículos e intenta ponerle freno mediante mensajes que tratan de
remover conciencias y modificar el comportamiento de los alienados por el
móvil. Me alegra comprobar que hace unos días se empezó a compartir masivamente
en Internet una fotografía de una pizarra en una bar que decía “No tenemos
wifi, hablen entre ustedes”, aunque a la hora de la verdad, yo casi prefiero
una ilustración que encontré hace poco también en la Red que reza “¿Puedes
meterte el móvil por el culo mientras cenamos? Gracias”. Es más contundente,
aunque algo menos respetuoso. El mismo respeto que ellos demuestran cuando
pasan de ti en tu cara.
Publicado en Las Provincias el 13/09/2013
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