viernes, 2 de noviembre de 2012

NO ME LO CREO


Leo una noticia publicada estos días acerca de las profesiones que reportan más felicidad en nuestro país. Al parecer, veterinarios, médicos, arquitectos y peluqueros encabezan el ranking de profesionales más satisfechos. Pienso en amigos o allegados que detentan estas profesiones para evaluar si se ajustan o no a la encuesta.  Todos los médicos, arquitectos y algún veterinario que conozco están en el paro, tienen un contrato basura, están a punto de perder su empleo o han emigrado. Decididamente no encajan en esa supuesta felicidad. Me pregunto qué lugar de la lista nos corresponde a los periodistas y cuál es mi sorpresa al leer que ocupamos el quinto puesto en alegría laboral. No me lo creo.   



Me voy a la fuente para asegurarme de que la encuesta no se elaboró hace cuatro años, antes de que comenzara la crisis, y mi asombro va en aumento al confirmar que los datos corresponden a 2012. Sigo sin creérmelo. Imposible que hayan respondido que se sienten satisfechos los miles de periodistas cuyo puesto pende ahora mismo de un ERE, los que están cobrando una miseria o los que han tenido que reciclarse en otras labores alejadas de esta profesión, tan maravillosa como ingrata. Quizá los periodistas que contestaron a la encuesta fueron Matías Prats, Gemma Nierga y Sara Cabornero. Cerrando la lista, con las profesiones menos felices están los economistas. Eso sí que me lo creo. Tantos años de estudios para acabar dándose cuenta de que les han tomado el pelo y que es todo una mentira. Echo de menos a los políticos. No aparecen en esta clasificación del buenrollismo. ¿Será que no quieren restregarnos su elevado nivel de felicidad o es que ni si siquiera se les considera una profesión? 


Publicado en Las Provincias el 02/11/2012

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