Primero fueron los mods y los beats,
más tarde los hippies, luego los punkis, a los que sucedieron rockers, heavys,
yuppies, grunges, indies y emos. Ahora,
la tribu de moda son los hipsters. Es
fácil reconocerlos. Los hipsters masculinos se identifican por una barba
desaliñada de varios meses, a lo Bin Laden, gafas de pasta con toque retro, y
pelo despeinado, con flequillo hacia adelante, a poder ser que les tape media
cara. Si eres calvo, no puedes ser hipster. Ellas suelen ser menos
reconocibles, aunque también comparten gusto por las gafas de vista de carey
tamaño XL, corte de pelo casual pero
moderno y labios rojos. Su medio natural
son los conciertos, los festivales de música y cualquier fiesta o evento alternativos. Entre sus filas abundan los diseñadores,
bloggers, artistas o disc jockeys a tiempo parcial.
El
hipsterismo se caracteriza aparentemente por un
estilo de vida alejado de las corrientes predominantes, aunque la mayoría son fieles
seguidores de Apple y el iPad se ha
convertido en su segunda piel. Tienen una activa vida digital. Los podrás
encontrar en Twitter, Instagram y Tumblr. Son consumidores de cultura
alternativa y conocen al dedillo las últimas tendencias. Ven cine
independiente, aman a Wes Anderson, y son fans de las series de moda como MadMen o The Big Band Theory. Se desplazan en bicicleta y muchos de ellos son
vegetarianos, veganos o macrobióticos. Pasan de la política aunque participaron
en el movimiento del 15-M, del que salieron desencantados. Reniegan de pertenecer a una tribu, pero precisamente
por esa misma obsesión han acabado perteneciendo a lo que más odian, una moda pasajera. Como todas.
Publicado en Las Provincias el 23/11/2012
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