viernes, 10 de febrero de 2012

LOS PELIGROS DE LA TECNOLOGÍA


La tecnología nos hace la vida  más ligera, pero también puede amargarnos la existencia. El WhatsApp, la aplicación de moda en los teléfonos móviles con acceso a Internet, es la herramienta perfecta para mantenerte en contacto con tu gente, pero no hay que subestimarla, también se ha convertido en un arma de doble filo, especialmente para las parejas. Para los que no estén puestos en esto de las nuevas tecnologías, el WhatsApp es un servicio de mensajes instantáneos y gratuitos a través de la Red, que tienen en sus teléfonos móviles casi 1.400 millones de adeptos en todo el mundo.  

La aplicación en sí es una maravilla, es intuitiva, sencilla y crea adicción fácilmente.  A través de ella, puedes conocer las andanzas de tus amigos, aunque haga dos meses que no los ves gracias a la opción que ofrece de conversación en grupo. Solo tiene una pega. El dichoso invento le sopla a cualquier persona con la que hayas mantenido una conversación, a qué hora la usaste por última vez.  Y aquí es donde entra el factor destrozaparejas. Un amigo vino a casa el otro día a contarme que su novia le había dejado después de tres años. Abatido, me contaba que ni siquiera tuvieron una conversación cara a cara porque todo ocurrió a través del WhatsApp.  Por si fuera poco, él está seguro que ella se ha ido con otro. Como es un pelín paranoico, intenté hacerle ver que quizá se equivocaba. Pero no, había una prueba irrefutable. Ella, que todos los días se acostaba a las diez de la noche sin excepción, estuvo los últimos dos domingos hablando con alguien por el WhatsApp hasta las 3 de la madrugada. Ante eso, solo pude confirmarle sus sospechas. Sí tío, olvídala, está con otro. 





Publicado en Las Provincias el 10/02/2012



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