martes, 11 de octubre de 2011

TORTURAS ANIMALES Y ATROCIDADES SANGUINARIAS

De vez en cuando la realidad te zarandea y te recuerda lo brutal, bárbaro y asqueroso en que puede convertirse el ser humano. El pasado viernes disfrutaba de una de esas divertidas noches en las fiestas de un precioso pueblo de la costa castellonense. Verbena a la orilla del mar, copas a precios populares y la lista al completo de grandes éxitos de todas las épocas con la que nos torturó la orquesta de turno. Empezó siendo una gran noche, pero a las 4 de la mañana la música paró y el pueblo en masa se dirigió hasta el recinto contiguo en el que una panda de salvajes se disponía a mostrar la crueldad más absoluta ante una indefensa vaquilla. No pude aguantar más de 5 minutos el patético espectáculo y me marché de allí con sentimiento de infinita repugnancia ante lo que acababa de contemplar. 



Hacía mucho que no tenía tales ganas de vomitar ante un comportamiento ¿humano? semejante. La chusma allí congregada estiraba el rabo al animal, proferían toda clase de gritos imbéciles y daba golpes a la aterrorizada res. Imagino que, con esa supuesta demostración de superioridad, intentan suplir su falta de huevos y de alma. Sensible como estoy ante el temita, el martes contemplo perpleja en todos los medios esa atrocidad disfrazada de celebración llamada el Toro de la Vega donde unos trogloditas se ponen cachondos persiguiendo con lanzas a un toro hasta matarlo de la forma más cruel e inhumana que uno pueda imaginar. Todo por pura diversión. Y aún tienen el morro de justificarlo en nombre de la cultura y la tradición. ¿Cómo se supone que vamos a salir de la crisis? Este país jamás conseguirá prosperar hasta que no se termine con este tipo de animaladas. 

Publicado en Las Provincias el 16/09/2011

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