martes, 11 de octubre de 2011

RUPTURAS VERANIEGAS


Es ya una de esas clásicas noticias con la que los medios de comunicación se repiten cada año por estas fechas. El final de las vacaciones de verano coincide con un incremento en el número de parejas que decide separarse. Ocurre lo mismo tras la época navideña. Por lo visto, no es tarea sencilla convivir con la pareja 24 horas diarias durante tres semanas seguidas cuando lo habitual es verse 3 o 4 a lo largo del día. Si a ello unimos las tensiones que provocan el cuidado de los niños, le añadimos una pizca de familia política y removemos con una cucharadita de lo fácil que es para algunos/as fijarse en la primera tableta de chocolate que asoma por la playa o en el minúsculo tanga de la vecina de al lado, tenemos un cóctel explosivo que suele estallar a principios de septiembre cuando uno de los dos grita aquello de «Ya no te soporto más». 
 
 
 
En las últimas semanas, tres de mis amigas más cercana han pasado a formar parte de esas estadísticas. Cuando recibes la desconsolada llamada anunciándote la noticia, te muestras escéptica y piensas «Es una bronca más. En una semana vuelven a estar juntos, como siempre». Pero pasan los días y la reconciliación se va alejando. Mientras animas a tu amiga también sientes un atisbo de melancolía al pensar en todos los momentos que has compartido con ellos como pareja y que no volverán a repetirse: viajes, cumpleaños, Nocheviejas. Y sin embargo, aunque las veas desoladas ante su reciente ruptura, no puedes evitar que asome a tu cara una media sonrisa al pensar que tus amigas vuelven a estar solteras, como tú, y que por tanto el otoño se prevé mucho más interesante de lo que habías imaginado. 
 
Publicado en Las Provincias el 9/09/2011

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