A Silvia Pérez Cruz no te la
pueden contar. Ni siquiera puedes apreciar la magnificencia de una de las
mejores voces que tiene este país oyendo su música en casa o en el coche. De
nada sirve que les diga que ‘granada’ con minúscula, el disco que firma con el
guitarrista Raül Fernández Miró, es un caramelo dulce y delicado que hay que
paladear en solitario. A esta mujer hay que escucharla y verla en directo. Es
como tratar de explicar lo que uno siente al contemplar el David de Miguel Ángel
en una foto de un libro de texto o disfrutarlo en vivo en la Galería de la
Academia, como ver una reproducción de Las Meninas en una postal o ver el
cuadro en un pase privado en el Prado. Cuando escuchas por primera vez sus
canciones, intuyes que en concierto esta pareja puede llegar a emocionarte,
pero nunca imaginas que lograrán
provocarte unas sensaciones que te golpean el alma de esa forma.
‘granada’ es un disco de versiones
en el que los dos artistas reinterpretan a músicos tan aparentemente alejados
entre sí como LLuis Llach, Albert Pla, Violeta Parra o Schuman pero que bajo el
arcoíris de matices de la voz de Silvia y el acompañamiento a la guitarra, a
ratos calmado, a ratos eléctrico de Raúl, consiguen alcanzar un sentido
especial. El teatro al completo se postró ante ellos en el concierto que dieron
hace dos semanas en Valencia. ‘Hymne a l’amour’, la canción que Edith Piaf le
dedicó al amor de su vida muerto en un accidente fue tan conmovedora que a
muchos consiguió hacernos llorar y absolutamente estremecedora la versión de
Enrique Morente ‘Que me van aniquilando’ junto a los versos de Miguel Hernández
de la ‘Elegía a Ramón Sijé’. Sentimientos en estado puro que no podrás imaginar
que pueda despertarte una actuación si no la escuchas en directo.
Publicado en Las Provincias el 3/07/2015
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