viernes, 6 de febrero de 2015

VAROUFAKIS, MON AMOUR


Porte recio, cuello potente de boxeador, cabeza rapada a lo Bruce Willis, labios carnosos que saben cuándo sonreír o infligir rictus grave y una mirada seductora que rezuma seguridad y domina a la perfección. Comencé a fijarme en él días después de las elecciones griegas cuando una amiga que tiene como biblia el ‘Hola’ y está enganchada a Gran Hermano VIP me comentó si había visto cómo estaba el nuevo ministro de Finanzas griego.  Sorprendida por su repentino interés en la deriva de la política internacional, busqué en Google a Yanis Varoufakis, el hombre que en menos de dos semanas ha desbancando al líder de Syriza, Alexis Tsipras, de la primera línea. No está mal, pensé, aunque no es mi tipo.

No lo era hasta que vi en las noticias el duelo que mantuvo Varoufakis con el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem tras su primer encuentro y claro, caí rendida. “No reconocemos a la Troika como interlocutor”, dijo el ministro con voz firme ante la cara de panoli de su homólogo holandés. Como un héroe mitológico de su Grecia natal que desciende de su caballo desatando la ira de los dioses, Varoufakis llegó a la reunión montado a lomos de su Yahama de 1300 cc, sin escolta ni corbata. Desde entonces, el ministro se ha transformado en Superman, Leónidas o en Terminator en los numerosos montajes que se han hecho de él en Internet. Acostumbrados como estamos a las adulaciones entre políticos, reconozco que ese desafío directo al poder establecido y esa provocación de chulo del barrio, me resultó de lo más sexy. Trato de imaginarme quien ocuparía su lugar en una hipotética victoria de Podemos y no lo consigo. Ni Errejón con esa cara de colegial empollón ni las poses de Monedero conseguirán nuca rozar al sexappeal que desprende el superministro griego.

Publicado en Las Provincias el 6/2/2015

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