Al
volver a Valencia, pregunté a un conocido que tenía familia por la zona acerca
de la historia que encerraba aquel museo al aire libre. Me contó que hacía
muchos años, un jardinero comenzó a moldear aquellas plantas. Nadie sabe a
ciencia cierta la razón por la que el hombre comenzó ese trabajo de orfebrería
vegetal, pero tal era su habilidad que la Casa Real requirió sus servicios para
trabajar en los jardines de Palacio. El jardinero declinó tan suculenta oferta
y siguió con su apacible vida rural. Tiempo después lo encontraron muerto dentro
de su coche. El Eduardo Manostijeras cacereño se había quitado la vida.
Tampoco conoce nadie los motivos. Su labor fue continuada por sus
discípulos hasta hoy. Durante meses, estuve tentada en llamar al
Ayuntamiento para confirmar la versión de la historia, pero ante el riesgo de
que me diesen una explicación más prosaica y cercana a la realidad, decidí
dejar de investigar y quedarme con esa frase mítica de ‘El hombre que mató a
Liberty Balance’: Cuando la leyenda supera los hechos, publica la
leyenda.
Publicado en Las Provincias el 4/10/2013
Publicado en Las Provincias el 4/10/2013
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