viernes, 14 de junio de 2013

DONDE NOS MERECEMOS

Tengo claro que para salir de este pozo en el que nos metieron y nos metimos es necesaria una actitud positiva. Sin embargo y a pesar de mi naturaleza optimista, en los últimos meses he vivido una serie de situaciones que hacen que me invada el desánimo y hagan plantearme seriamente si este país está donde se merece. Reservamos una mesa en la terraza de un restaurarte del centro. Cuando llegamos, nos dicen que fuera está todo completo y tenemos que comer dentro. Después de protestar un buen rato, una camarera accede de mala gana a montarnos una mesa, al pedirle que por favor no la ponga en el sol, nos contesta de malas formas. No tuvimos más remedio que quedarnos porque eran Fallas y no habríamos encontrado otro local para tanta gente. La comida fue mala, el servicio pésimo y además caro. Cambio de sector. Hace un mes estuve en una agencia de viajes para consultar un tema de visados y unos billetes de avión. Me dijeron que me mandarían un mail con toda la información. Todavía sigo esperando. Ese mismo día escribí a varias agencias locales de un país considerado como subdesarrollado. Todas ellas me contestaron al día siguiente.


Hace pocos días, mis compañeros de trabajo contactaron con una escuela para recibir un curso básico de kitesurf. El mismo día que comenzaban, el profesor les dice que por circunstancias personales, solo podrá impartir una clase, en lugar de las cuatro estipuladas. No han sido los únicos casos de informalidad y falta de profesionalidad que me he encontrado en los últimos tiempos.  Ignoro las razones de esta ausencia de celo, quizá un sueldo ridículo, un jefe insoportable o demasiadas horas currando. Le echamos la culpa de todo a la crisis, sin embargo tengo la sensación de que somos nosotros mismo los primeros responsables.   
Publicado en Las Provincias el 14/06/2013

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