viernes, 7 de junio de 2013

CACAS, CIVISMO y POLÍTICA

Que existen animales que son más limpios que muchas personas nadie lo pone en duda. Que caminar por las aceras de muchas ciudades españolas se convierte en una prueba de obstáculos al tener que sortear los excrementos de perros tampoco es ninguna novedad. Que los dueños de los canes que lo propician tendrían que ser castigados con una severa multa debería ser prioritario. Pero como no lo es, habrá que pensar la manera de atajar el asunto. Ante problemas constantes, soluciones ingeniosas. Lo recogía Las Provincias esta semana. El Ayuntamiento de Brunete, en Madrid,  ha puesto en marcha una estupenda campaña de concienciación en la que una serie de voluntarios de incógnito vigilan a los amos de los perros durante sus paseos. Les preguntan de forma amigable el nombre de su mascota y si el dueño olvida la caca, una vez el culpable abandona la prueba del delito, el voluntario la recoge con una bolsa y el Consistorio después de comprobar su dirección en el censo, se la manda a casa en una bonita caja de cartón con un mensaje de advertencia. A la próxima, multazo.

En la zona que frecuento con mi chucho, la policía se ha puesto dura últimamente con el tema canino y nos advierte de lo que nos caerá si llevamos a los perros sueltos por el parque. Las leyes hay que cumplirlas, de acuerdo, pero quizá si el Ayuntamiento no nos ignorase y habilitase zonas acotadas donde los animales pudiesen correr con libertad sin molestar a nadie, podría dedicar esos efectivos a la lucha contra los guarros que con su irresponsabilidad dejan que se ensucien las calles. Les aseguro que la mayoría de nosotros recogemos las cacas de nuestros perros. Y sí, incívicos y gorrinos los hay en todas partes. Solo hay que echar un vistazo al poder político y económico que nos rodea.
Puiblicado en Las Provincias el 07/06/2013


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