Que
existen animales que son más limpios que muchas personas nadie lo pone en duda.
Que caminar por las aceras de muchas ciudades españolas se convierte en una
prueba de obstáculos al tener que sortear los excrementos de perros tampoco es
ninguna novedad. Que los dueños de los canes que lo propician tendrían que ser
castigados con una severa multa debería ser prioritario. Pero como no lo es,
habrá que pensar la manera de atajar el asunto. Ante problemas constantes,
soluciones ingeniosas. Lo recogía Las Provincias esta semana. El Ayuntamiento
de Brunete, en Madrid, ha puesto en marcha una estupenda campaña de
concienciación en la que una serie de voluntarios de incógnito vigilan a los
amos de los perros durante sus paseos. Les preguntan de forma amigable el nombre
de su mascota y si el dueño olvida la caca, una vez el culpable abandona la
prueba del delito, el voluntario la recoge con una bolsa y el Consistorio
después de comprobar su dirección en el censo, se la manda a casa en una bonita
caja de cartón con un mensaje de advertencia. A la próxima, multazo.
En la
zona que frecuento con mi chucho, la policía se ha puesto dura últimamente con
el tema canino y nos advierte de lo que nos caerá si llevamos a los perros
sueltos por el parque. Las leyes hay que cumplirlas, de acuerdo, pero quizá si
el Ayuntamiento no nos ignorase y habilitase zonas acotadas donde los animales
pudiesen correr con libertad sin molestar a nadie, podría dedicar esos
efectivos a la lucha contra los guarros que con su irresponsabilidad dejan que
se ensucien las calles. Les aseguro que la mayoría de nosotros recogemos las
cacas de nuestros perros. Y sí, incívicos y gorrinos los hay en todas partes.
Solo hay que echar un vistazo al poder político y económico que nos rodea.
Puiblicado en Las Provincias el 07/06/2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario