viernes, 16 de diciembre de 2011

COMPETIR CONTRA INIESTA

Hay cosas que por mucho que nos empeñemos las mujeres, nunca conseguiremos cambiar de los hombres. Jamás.  De todas ellas, la reina, la número uno, la que por mucho que lo intentemos, fracasaremos una y otra vez, es pretender que un hombre deje de ver un partido de fútbol importante, de esos que ellos denominan “clásico”,  y lo cambien por cualquier otro plan con nosotras, por muy atractivo que este sea.

Me cuenta mi amiga Clara que después de estar dos meses quedando con su nuevo ligue y sin haber pasado todavía una noche juntos, por fin habían planeado irse el fin de semana  a una casa perdida en las montañas. El plan pintaba de maravilla. Andarían por el campo, visitarían los pueblos de alrededor, cenarían en uno de los mejores restaurantes de la zona  y acabarían enlazados cual San Jacobos frente a la chimenea. Ella se preparó a conciencia comprándose el modelito perfecto y haciendo la obligada visita a la esteticista. Un par de días antes, el susodicho empezó a ponerle excusas diciéndo que no tenía claro si finalmente podría irse con ella. Ante las dudas,  Clara, mosqueada, le preguntó a bocajarro si había otra mujer. Ante el miedo de que ese fin de semana se pospusiese para siempre, él tuvo que confesar la verdad, que no, que lo que ocurría es que jugaba el Madrid-Barça y que no podía perdérselo.  Por mucho que nos pese, ante un gol de Iniesta o el picardías más sexi de Victoria’s Secret, ellos lo tienen claro. Contra el de Albacete no se puede competir.  Terminaron pasando el fin de semana juntos y mi amiga vio el partido junto a su chico mientras tomaban un buen vino y un excelente queso. El fuego de la chimenea y la victoria del Barça hicieron el resto.



Puiblicado en Las Provincias el 16/12/2011

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