viernes, 6 de noviembre de 2015

PERFIDIA


Hay libros que suenan a rock and roll. De la misma forma que hay conciertos que te golpean como lo hace un buen poema. Existen paisajes que al contemplarlos saben salados, amargos o picantes. Igual que hay cuadros que desprenden un aroma a antiguo, quizás a polvo, a humedad o a madera vieja. Hay olores que nos proporcionan imágenes nítidas, estampas de la infancia o del verano. La literatura de James Ellroy es, para mí, puro rock and roll, aunque también desprende mucho jazz. Comienzo a leer Perfidia, su última novela, dudando de si mi permanente estado de cansancio me permitirá seguir como se merece la trama de ese tocho de casi 800 páginas, pero el denominado perro rabioso de la literatura norteamericana ha vuelto a hacerlo. Me atrapa como pocos autores lo hacen. Perfidia es el inicio de todo, la precuela de su célebre cuarteto de LosÁngeles, los orígenes de Dudley Smith, Lee Blanchard o William H. Parker seis años antes de que apareciese el cuerpo descuartizado de Elizabeth Short en un descampado de L.A. Un asesinato real que Ellroy tomó prestado para La Dalia Negra, el primero de los cuatro libros ambientados en la ciudad californiana.

Ellroyes un tipo de 1,90 al que le gusta vestir con camisas hawaianas o pajaritas y alimentar el mito de irreverente, obsesivo y soberbio de cuya fama goza entre los periodistas.  Bajo ese gesto adusto, calva impoluta y mirada desafiante, se esconde una bestia de la novela negra que ha plasmado como pocos la corrupción, los bajos fondos y la podredumbre del crimen de una época y un país.  Sus historias y sus personajes son puro cine de acción, puro olor a pólvora y a sexo indecoroso, puro metal. Si les va el chillido de la guitarra eléctrica, el volumen a tope y las emociones fuertes, lean a Ellroy. De nada. 
Publicado en Las Provincias el 6/11/15

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