viernes, 12 de octubre de 2012

LAS GANAS


Siempre he sido una deportista esporádica. Me gusta el deporte por aquello de liberar tensiones y despejar el coco, pero nunca he sentido el gusanillo de la competición y no recuerdo ir al gimnasio más de cuatro meses seguidos. Quizá por eso, hace unos años empecé a aficionarme a salir a correr. Barato, sin horarios, con pocas lesiones y al aire libre. Entonces todavía no existía el boom que hay ahora con esta práctica y lo único que necesitabas era una camiseta de propaganda y unas zapatillas viejas.
Los deportes no escapan a las modas. Primero fue el Aerobic, después el Spinning y más tarde el Pilates. Ahora, lo último es salir correr. Con la eclosión de este deporte llegaron también los accesorios indispensables. Lo primero, unas zapatillas adecuadas de running, con el consiguiente coste que supone este tipo de calzado. A continuación, un sujetador especial deportivo para contrarrestar los botes e impedir que se descuelgue esa preciada parte de tu cuerpo. Imposible salir sin música, el mp3 es vital, y el cachivache para sujetarlo en el brazo necesario. No hay que olvidar el pulsómetro, no vaya a ser que nos excedamos en el ritmo y caigamos fulminados. Y por supuesto, el podómetro, que mis amigas me regalaron hace justo un año por mi cumpleaños y que todavía estoy intentado averiguar como funciona.  Antes estabas listas en un minuto, ahora la preparación para salir a correr me resulta agotadora y si te agencias todo el equipamiento, te sale por un ojo.  Se ha desvirtuado la pureza de un ejercicio sencillo, pero no se dejen engañar, ninguna marca deportiva ni ningún gadget de última generación conseguirán darnos nunca lo único que se necesita para practicarlo: las ganas


 Publicado en Las Provincias el 12 de Octubre de 2012

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