martes, 22 de marzo de 2011
Emparedado de panceta entre bambalinas
Asisto con sentimiento de perplejidad y cabreo a la invasión de los anglicismos. Esas palabras que la lengua española toma prestadas de los países de habla inglesa cada vez con mayor frecuencia amenazan con desbancar a otros términos que nuestra lengua patria ha acuñado durante siglos. Desde la cuna, los de mi generación hemos convivido con vocablos como sándwich, tupperware, bacon o parking. Nunca nos chirriaron esos préstamos lingüísticos a pesar de lo elegante que suena decir emparedado, fiambrera o aparcamiento. Hagan la prueba. Parece que al nombrar esos términos en nuestra lengua adquiriesen otro significado, mucho más elevado.
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