Sí. Estamos mayores. Es una frase que oigo mucho últimamente en boca de amigas y amigos. Supongo que aquellos que hayan sobrepasado los cuarenta o los cincuenta se descojonarán de la frasecita, pero me da que pensar. Estamos mayores… ¿para qué?
Precisamente hoy dejo atrás la veintena y me adentro en los temidos 30. Una edad en la que supuestamente uno ya tiene cierta estabilidad personal y profesional y sabe lo que quiere en la vida. Y sin embargo, a mí, con mi tres y mi cero recien estrenado, me resulta bastante lejana esa supuesta seguridad que veo a mi alrededor.
Pero no, no me siento mayor. Y además desde aquí reivindico el no crecer del todo nunca. Quiero tener siempre ganas de salir a cenar y a tomar copas; y seguir emborrachándome en compañía de la gente que me aporta vida, reclamo el continuar haciendo tonterias aunque no tenga edad; deseo seguir emocionándome con una imagen, una palabra, un sabor o un paisaje; me niego a no vibrar y cantar en un concierto, exijo mantener siempre cierta ingenuidad para continuar asombrándome ante las cosas, demando el derecho de anclarme a una forma de vivir y sentir en la que la ilusión y los sueños nunca desparezcan.
¡Treintañeros del mundo, uníos! Y Entre todos hagamos todo lo posible por mantener vivo el espíritu de Peter Pan.
¡Gracias treinteañera! Estoy contigo. Yo los cumplí el 10 de noviembre. Al principio bajón pero yo estoy igual que antes... Así que ¡Viva Peter Pan!
ResponderEliminarNos leemos,
CLARA