Los que dormimos con tapones para
los oídos, conocemos de sobra la
dependencia que generan y lo indispensables que llegan a ser. La amiga que me
introdujo en esta costumbre durante unas Fallas en las que no pegué ojo, tiene
en su casa dos botes de 500 tapones cada uno. Harta de peregrinar por las
farmacias en busca de su marca favorita, contactó con el distribuidor y terminó
comprando al por mayor. Incluso después de levantarse, se olvida que los lleva
y pueden pasar dos o tres horas hasta que vuelve al mundanal ruido.
![]() |
Esta es la mejor marca de tapones según mi amiga. Los has probado todos. |
Esta misma amiga se ha enamorado
recientemente. Me contaba, con profundas ojeras pero con ese brillo en la
mirada que provoca la pasión inicial, que le daba vergüenza confesarle a su
nuevo ligue el hábito que practica antes de acostarse. Sobre todo, porque
después de unas cuantas puestas, los tapones adquieren un colorcillo mostoso no
demasiado agradable a la vista. Cada vez que pasan la noche juntos, además de
las horas que le roban al sueño explorando la nueva geografía corporal, mi
amiga se queda prácticamente sin dormir. A él por lo visto le pasa lo mismo,
pero ella lo atribuye a la agitación amatoria. El otro día me la volví a
encontrar. Tenía mucha mejor cara. Le pregunté si ya había solucionado su pequeño
problema y me contó aliviada que sí, y que además su compañero no solo comparte
con ella su hábito auditivo dese hace años, sino que además duerme con
antifaz. De ahí la vigilia que también
padecía y que tampoco se atrevía a revelar.
Los principios de las relaciones son siempre excitantes, palpitantes y electrizantes, pero cuando se
pasa a la segunda fase, qué bien sienta la confianza que te permite ponerte
el pijama con agujeros y dormir a pierna
suelta.
![]() |
Audrey Hepburn también dormía con tapones y antifaz en "Desayuno con diamantes" y seguía teniendo glamour. |
Publicado en Las Provincias el 09/11/2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario