viernes, 2 de agosto de 2013

PISOTEAR LA MARCA ESPAÑA

Mientras la mayor parte de los españoles ha comenzado a disfrutar de sus vacaciones, yo me acabo de reincorporar al devenir de la oficina después de casi veinte días de esparcimiento en los que he recorrido una mínima parte de dos países del continente asiático. Para los que no concebimos las vacaciones sin un viaje, durante estos primeros días de aclimatación a la vorágine diaria, tu cuerpo te pide a gritos unos días de tregua para recuperarte de los presuntamente días de descanso mientras tu mente rememora las imágenes que se quedaron grabadas en la retina. 


Pero como en todo, en los viajes también hay contratiempos, molestias y fatigas. Me preguntan mis compañeros por lo peor del viaje. Pienso en la intensa contaminación de Katmandú, en la manía que tienen indios y nepalíes de escupir constantemente en la calle, en las inofensivas pero asquerosas sanguijuelas que tuvimos que quitarnos del cuerpo en varias ocasiones, en el insoportable calor y el leve frío que sufrimos… No,  esas cosas forman parte del viaje y ninguna de ellas fue tan desagradable como tener que aguantar hasta las tres y pico de las mañana a un grupo de españoles con el que coincidimos en uno de los hoteles. Unos niñatos maleducados que no respetaron que en ese país a las once la gente está durmiendo, que contaminaron la placida noche con su insufrible música de reggaeaton y que hicieron oídos sordos cuando, con amabilidad, les pedí que bajasen un poco el tono.  Una frase que le escuché a una de las imbéciles que iba con ellos resume a la perfección su actitud: “Mañana rapidito a ver el puto templo de los monos, que luego hay que irse de compras”.  Se me ocurren sitios más cercanos en nuestro país donde podrían haber seguido pisoteando la ya de por sí malograda marca España. 

Ilustración: ENEKO via www.lamanchaobrera.es
Publicado en Las Provincias el 02/08/13

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